Lo haré. Pero quiero que sepas que no quiero ser ninguna
princesa. Lo único que deseo es ser tu esposa.
Me quede despierta un rato más, pensando en él y en lo
mucho que lo quería, y en la sensación que me producía su amor. Me sentía especial,
incomparable, única. Ninguna reina, en ningún trono, podía sentirse más
importante que yo.
Me agarro con fuera y me beso – Un beso de verdad – por última
vez. Luego desapareció entre la oscuridad. Y como vivíamos en el país en el que
vivíamos, con todas esas reglas que hacían que nos tuviéramos que ocultar, no
pude siquiera llamarle, no pude gritarle, aunque fuera por última vez, que le
amaba.
-Maxon, espero que encuentres alguien que te haga sentir
que no puedes vivir sin ella. De verdad. Y espero que nunca experimentes lo que
puede ser vivir sin esa persona, todo el esfuerzo que conlleva.
-Me pasaba un montón de cosas por la cabeza: que las
familias son familias independientemente de la casta; que las madres tienen siempre
sus propias preocupaciones; que en realidad no odiaba a ninguna de las chicas,
por muy equivocadas que estuvieran; que todo el mundo debía de estar poniendo
el mal tiempo buena cara, por un motivo u por otro; y , por último, que Maxon
me había hecho una promesa.
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